¿Y si nunca encontramos judías mágicas? ¿ Y si solo encontramos... judías?

viernes, 11 de marzo de 2011

Mitología del día a día


Me siento un poco como Prometeo, salvo por las cadenas, el cáucaso y el águila.

Me siento como Prometeo porque tengo la sensación que la misma situación se viene repitiendo siempre y yo no puedo hacer nada para evitarlo. No tengo ataduras, pero hay otras circunstancias que me obligan a estarme parada en mitad de cualquier parte del mundo viendo cómo alguien se come mis entrañas.

Me he dado cuenta de que el problema es que mi pájaro no es siempre un águila. Cuando por fin creo que estoy liberada, se acerca un tucán y hace lo mismo. Paso por el proceso de curación y entonces es cuando un cuervo deja de batir sus alas a la altura de mi estómago y me hiere sin remedio.
No los distingo, mis males siempre tienen una cara distinta, pertenecen a otra especie, pero en el fondo son siempre la misma historia.

"No te fíes de nadie", me han dicho hoy unos labios conocidos.

No puedo no fiarme de nadie, soy crédula por naturaleza. Cada vez que veo unas alas en el horizonte de mi impotencia pienso con esperanza: "Seguro que esta vez no pasa nada", para luego observar las heridas con una tristeza infinita y soportando el lado más frío de mi mente echándome en cara un "ya te lo dije".

Las cadenas son ésta esperanza mía que no me deja ni aprender ni distinguir. Quizá algún día saque fuerzas dignas de un titan y arrase con todo, baje de lo más alto del monte y me vaya tranquilamente a perderme por el mundo hacia un lugar en el que no existan los pájaros, o donde por lo menos pueda esconderme si escucho algún graznido o canto sugerente, de esos que engañan y enturbian las mentes serenas.


4 comentarios:

  1. Sí, y poder sumergirte allí donde todo está tranquilo y al alcance de tu mano, en un mar dónde no se gasta el oxígeno. Pero para eso lo mismo necesitas branquias. Uf eso me ha recordado a Cisne Negro. ¿La has visto? Me removió.

    ResponderEliminar
  2. Bueno pues a veces sin querer nos volvemos presa de nuestra forma de ser, de nuestra calidez, y es que por alguna extraña razón es algo que uno no puede cambiar y menos de la noche a la mañana.

    Yo no es malo del todo, nos da enseñanza, nos pone alerta y poco a poco vamos aprendiendo y seguro que un día ese pájaro se convertirá en un águila dispuesta a protegerse a si misma.

    Te dejo un fuerte abrazo.

    ResponderEliminar
  3. ¿Sabes por qué Prometeo tuvo que vivir ese castigo dia a dia?

    ResponderEliminar
  4. Kalina despliega tus alas, y echa a volar sintiendo el aire fresco en tu mente.

    Un beso

    ResponderEliminar